Agradecer es sentir o mostrar gratitud, por algo recibido, por algo que alguien hace por nosotros, por una acción que consideramos valiosa, amorosa, valiente, necesaria, nos gusta o hace sentir bien y se tiende a expresar con cumplidos, palabras bonitas, agradables, sonrisas o si nos emociona mucho inclusive manifestar con lágrimas esa sensación de alegría, bienestar o agradecimiento.
Nos podemos preguntar por qué hay que agradecer y es muy amplia la gama que se puede identificar, por ejemplo el tener un día más de vida, el abrir los ojos y contemplar la grandeza y la belleza de nuestro entorno, del lugar en donde vivimos, la naturaleza, la sonrisa de los niños, la perfección de nuestro cuerpo, nuestros padres, nuestra familia cercana, los amigos, el trabajo, la actividad o el oficio que desempeñamos, nuestra profesión, la ropa que tenemos, los alimentos, el poder ver, escuchar, degustar, sentir, tocar, imaginar, conversar, caminar, reír, llorar, amar, besar, saltar, nadar, bailar y tantas otras actividades que hacemos cotidianamente y las cuales al ser recurrentes no las valoramos y olvidamos la bendición de poder vivirlas y disfrutarlas.
A veces la vida nos presenta situaciones con las cuales al primer instante dudaríamos en agradecer, si algo salió diferente a como lo esperábamos, si en la entrevista no se obtuvo el resultado esperado, si al caminar por la calle tropezamos, o en el trabajo en lugar de felicitaciones se reciben llamadas de atención o se presenta alguna condición de no salud, la pareja que se tiene finaliza la relación o lo que sea que suceda genera alguna interpretación nuestra que no es la ideal, también es un motivo para agradecer. Y si te estás preguntando ¿cómo es eso posible? O ¿por qué haría eso?, te diré que todo lo que nos sucede en la vida es sin duda una oportunidad para aprender, reflexionar, sanar y agradecer.
Al agradecer por esas dificultades que se nos presentan, aprendemos y a veces más que con las que no lo son y es allí donde nuestra grandeza y nuestro ser divino se expresa, permitiéndonos reconocernos, identificar aquello que nos bloquea o no nos deja avanzar, crecer, aprender, sanar y evolucionar.
Un ejercicio bien importante que te sugiero hacer al final del día, antes de irte a dormir es:
Toma papel y lápiz, siéntate en un lugar tranquilo, revisa las actividades que realizaste en el día y elabora un listado.
Agradece todas y cada una de ellas e incluye tanto las agradables, las cotidianas como las no tan agradables.
Evalúa si hay alguna condición de no salud y también agradécela
Busca además del por qué, el para qué se te ha presentado esa situación de aprendizaje, enfocándote más en el para qué, evalúala desde tu corazón y agradécela.
Como complemento a tu ejercicio de agradecimiento, puedes identificar en el transcurso de tu semana qué situaciones te afectaron, molestaron o incomodaron y cuáles fueron recurrentes y puedes trabajarlas con ejercicios para sanar como Reconocer la emoción y aceptarla o Ejercicios de Perdón, los cuales puedes encontrar en la página www.zolemgehestrella.com
Al identificar y reconocer eso que no te permite estar en equilibrio y balance, tendrás una mejora notable en tu día a día y en tu vida.
Agradece también el realizar este ejercicio y todos los beneficios que te traen a ti y a tu entorno, en la medida que tu mejoras, abres el camino para que también mejoren tu familia, tu entorno, tus áreas, procesos, proyectos, tu ciudad e inclusive el planeta.
Te agradezco inmenso que leas este artículo, que busques en tu interior, sanes, aprendas y encuentres grandes motivos y oportunidades de agradecer a Dios, al universo, en quien tu creas o a la vida misma.
Te bendigo y te abrazo en Luz,
¡Namaste!
Escrito por:
MZ Gladys Argüello
Coach Angelical de Vida
Conductor CHIEC Bogota
https://www.bogota.chiec.org/
email: colombia.chiec@gmail.com