Parte de ser una persona intuitiva es estar en sintonía con tu corazón, con tus guías y confiar en él/ellos.
Ese sexto sentido, o ese sentir cuando decimos “tengo la corazonada” reciben su nombre del lugar del cuerpo donde se manifiestan. Unas mariposas, punzada en el estómago o el palpitar de tu corazón, cuando puedes estar haciendo algo incorrecto, o un vibrante zumbido cuando tu cuerpo lo aprueba, pueden guiarte de forma fiable en momentos en los que esa conexión con tu intuición falla. A veces, cuando la lógica se impone, ignoramos nuestro instinto y vivimos para lamentarlo, comprendiendo después que un enfoque racional es sólo una forma de determinar lo que ocurre en una situación y cómo debemos reaccionar.
Nuestro instinto reside en la vecindad de nuestro plexo solar, justo encima del ombligo y el chacra corazón en el centro de nuestro pecho. Cuando ambos están en armonía y balanceados, podemos confiar en su guía y ajustar nuestras acciones en consecuencia. Muchas personas tienen la tendencia a retener estas zonas del cuerpo. Ya sea porque no se dan el tiempo para respirar profundamente y hacer esa conexión con la fuente de nuestro poder. Es en este lugar donde encontramos el valor para actuar, para llegar al mundo y crear el cambio. Cuando nuestro centro de poder está desequilibrado, puede que la timidez nos de-sincronice, dejando pensamientos y sentimientos de dudas, y a veces deseando haber dicho algo que sólo pudimos formular más tarde cuando estábamos solos; deseando haber actuado en una oportunidad que no vimos hasta que pasó.
Para utilizar tu centro de poder, nuestra intuición, quizá quieras centrar tu atención en él con más regularidad y dedicarle tiempo. Puedes empezar ahora mismo respirando profundamente en tu vientre. Al exhalar, remueve todas esas emociones de baja vibración que normalmente se quedan en nuestro estómago, y visualiza como desde tu ombligo salen esas emociones vaciándolo completamente, vuelve a respirar profundamente y esta vez llena ese vacío con esos sentimientos de amor, seguridad, confianza, paz, etc.
Cuando te vacías por completo, liberas la energía estancada y creas más espacio para llenarlo con una respiración fresca y nutritiva. Cuanto más practiques este sencillo ejercicio de limpieza, más claros y comunicativos serán tus corazonadas, intuición, y más cómodo te sentirás al actuar sobre ellos.
Escrito por:
Alexandra Morales
Coach Angelical de Vida
Conductora del CHIEC Flagstaff
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