En algunos momentos de la vida podrían sentir que no se está avanzando, o que la situaciones que se presentan, no son las que deseamos, nos empezamos a cuestionar el porque, culpamos a otros o incluso llegamos a pensar que entramos en un bache, donde no nos podemos mover, quedándonos conformes, dejando que las emociones lleguen sin mayor control, tal como tristeza, frustración, desmotivación, entre otros, y esto nos lleva a sentirnos heridos, lastimados por los demás, luego viene la ira, el odio, el resentimiento por todo y por todos, lastimándonos a nosotros mismos, a nuestra familia, amigos y demás. Es como una cadena que puede transformarse en un sistema de vida para muchos, que en apariencia no tienen salida, ¿nos encontramos en un bache?, ¡nuestra vida esta trancada! ¡No hay vuelta atrás! Todo esto se puede presentar en forma leve y en muchos casos de manera muy severa y hay que tomar acción para salir de ahí y/o porque no, ayudar a otros que deseen cambiar su situación de vida y salir todos juntos, ¿se puede?
Todos desearíamos estar en una felicidad absoluta, sin situaciones o vicisitudes que enfrentar, ¿será esto posible? Cuando nacemos y llegamos a este mundo, venimos con esa felicidad pura, ¿qué pasa en el transcurso de la vida?
Resulta que nos vemos influenciados desde muy temprano en la niñez, a una serie de aptitudes, destrezas, creencias, situaciones que se arrastran de nuestros padres, familia, abuelos, ancestros, amigos y entorno en general. A una temprana edad nosotros dependemos de nuestros padres, los copiamos, sus experiencia de vida, como han logrado enfrentar su vida, de que herramientas estén utilizando, de cuanto han logrado madurar en su diario vivir, y ha sido así, generación tras generación, mas sin embargo, aun así, también existe la posibilidad de ser mejores o peores incluso, al fin y al cabo es nuestra decisión de el día a día, una vez que empezamos a tomar decisiones.
Con el tiempo nos vamos dando cuenta que nuestros padres también tuvieron carencias, que hay situaciones familiares sin resolver, temas generacionales que sanar y mucho más…. Con la madurez comprendemos que nuestros ancestros hicieron los mejor que pudieron desde su perspectiva y solo podemos perdonar, y agradecer que a través de ellos estamos aquí jugando en nuestro plan de vida, por lo cual queda en nuestras manos definir lo que deseamos vivir.
Reconociendo que nosotros al fin y al cabo somos los responsables aquí y ahora, en nuestro presente, si nos detenemos y observamos detenidamente todo lo que nos rodea, nos damos cuenta que estamos rodeados de perfección y sabiduría, todo gira y está en constante movimiento en el Universo y en todo lo que observamos, entonces lo que estábamos viendo, resulta ser esa percepción errada de nuestro presente donde todo esta mal, nuestra mente esta divagando o galopando en ilusiones, las cuales muchas veces no son reales, son solo posibilidades exploratorias donde la mayoría son desechables, imaginarias, y no tienen nada que ver con la realidad, nos encontramos desconectados de nosotros mismos, de nuestra verdadera realidad y por ende del Universo, de la creación, del Padre Celestial o como lo desees describir, pero estamos desconectados, nos olvidamos de todo lo positivo, para darle cabida solo a lo negativo por capricho de nuestra mente, por decirlo de esa forma, porque nuestra mente es una herramienta eficaz para maniobrar en esta vida, pero a veces por falta de atención o educación, se nos sale de control, causándonos muchas vicisitudes y hasta enfermedades, y ¿qué podemos hacer?
Existen muchas maneras de volver a nuestro centro, encontrarnos con nosotros mismos, lo primero es rendirnos, soltar esa lucha sin fin, buscar el silencio mental, para ello podemos usar la meditación, también visitando lugares tales como bosques, ríos, el mar, lejos del ruido, respirando, alimentándonos sanamente, tomando agua, ejercitándonos, buscando conectarnos con nuestra casa, este hermoso planeta, observando, sintiendo a los demás seres vivos que comparten con nosotros nuestro hogar, esto nos permite bajar esa velocidad mental, apreciar la belleza, sentirla, saber que nosotros somos parte de eso mismo porque nosotros también somos perfectos, perdonarnos por no creernos perfectos y perdonar muchas cosas que nos hemos imaginado o actuado no de la mejor forma, teniendo una conversación sincera con nosotros mismos, escucharnos, observando todas las cosas positivas que tenemos, escribiendo y anotando lo positivo, dando gracias por ello, como estar vivos, respirar, caminar, comer y tantas cosas que dejamos de ver y valorar, por otro lado, observar lo negativo, ¿qué es lo que debo cambiar?, que es lo que puedo ordenar en mi vida?, cuales son mis objetivos de vida, escríbelos, de esta manera vamos encausando nuestra mente y nuestra energía creadora, manifestando, agradeciendo y bendiciendo nuestro andar, así vamos moldeando nuestro mundo, nuestro Universo, el cual se confabula siempre a nuestro lado de la manera que nosotros lo manifestemos, es tomar esa energía a la cual todos tenemos acceso y saberla maniobrar a nuestro servicio y para el de todos, ya que nosotros somos parte complementaria del todo.
Es importante tener presente esa coherencia entre lo que pensamos, lo que expresamos (el verbo) y lo que hacemos, porque solo entonces esa energía creadora se manifestará. Cuando decimos algo positivo y pensamos en negativo, se anula la energía porque son vectores de energía opuestos, se cancelan y no se logra el objetivo, para ello debemos ejercitar nuestra mente, reprogramándola, cancelando de manera inmediata todo pensamiento que no es acorde a lo que deseamos y volviendo a manifestarlo de manera correcta, así vamos educando la mente y también, recordar que el Universo, el Padre Celestial, o como lo desees ver, esta ahí siempre presente esperando para ayudarnos y guiarnos en nuestro camino, no es casualidad que estés leyendo esta nota, ¡bendiciones infinitas!
Escrito por:
Ackly Alfaro
Coach Angelical de Vida
Conductora CHIEC Guanacaste
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