Cada palabra que pronunciamos tiene vida propia, una onda vibratoria.
Cuando hablamos o escribimos, utilizamos el vehículo de la palabras para transportar el significado, así como la energía, de nosotros mismos a otra persona o grupo de personas. Cuando le hablamos a nuestros hijos, jefe o a un grupo de personas, al igual que cuando estamos escribiendo una carta de amor, un memorándum de trabajo o una entrada en nuestro propio diario; cada palabra que pronunciamos o escribimos tiene vida propia, una onda vibratoria que al unirse crean una onda musical.
Cuando somos conscientes de la energía que hay detrás de nuestras palabras, somos capaces de crear una hermosa melodía en el mundo. Si no somos conscientes del poder de las palabras, corremos el riesgo de crear algo ruidoso.
Algunos son conscientes de esto y otros lo van captando lentamente. La mayoría de nosotros, sin embargo, hablamos sin pensar al menos una parte del tiempo, soltando nuestros sentimientos y pensamientos sin tener en cuenta las palabras que elegimos para expresarlos. Cuando nos recordamos a nosotros mismos que nuestras palabras tienen un impacto en el mundo energéticamente, entonces empezamos a ser más conscientes de nuestro uso del lenguaje.
Una forma divertida de aumentar nuestra sensibilidad al poder de las palabras es simplemente hacer una lista de nuestras palabras favoritas y notar la energía que contienen. Podemos escribirlas y colgarlas donde podamos verlas, o podemos pronunciarlas en voz alta, sintiendo cómo vibran en nuestro cuerpo y en el aire que nos rodea.
A medida que nos sintamos más cómodos y seguros con nuestro lenguaje, empezaremos a componer bellos mensajes, creando energía positiva.
Escrito por:
Alexa Morales
Coach Angelical de Vida
Conductora del CHIECFlagstaff
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