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¿Qué afecta nuestras relaciones familiares? Parte 1



Desacuerdo en la forma de disciplinar a los hijos


  • Es una de las situaciones más frecuentes de conflicto entre los padres, que a la vez impacta a los hijos, pues éstos se sienten culpables de ser la causa de las discusiones.


  • Lo que provoca el problema es el enfrentamiento de dos estilos de educar que no logran un punto intermedio. "La pareja, en vez de converger, van polarizando sus posiciones, uno hacia la permisividad y el otro hacia el autoritarismo, y muchas veces lo hacen no porque están convencidos de que tiene que ser así, sino por compensación del otro".


Muchas veces detrás del desacuerdo se encuentra el temor a decir no a los hijos, produciendo que se refuerce el poder de la generación joven para oponerse a las normas y dictados del adulto.

La situación se ve potenciada por las culpas de los padres por dedicar poco tiempo a sus hijos. Esta es aliviada permitiéndoles cosas que de otra manera no harían.

Esto plantea la importancia de establecer límites como única vía de solución. "Múltiples factores influyen en la eficiencia de la autoridad parental y, ante todo, el acuerdo entre padre y madre en tres asuntos fundamentales: qué le vamos a permitir a nuestro hijo, qué no le vamos a permitir y qué haremos cuando transgreda las reglas".


La dificultad para negociar y definir roles entre la pareja


  • Vivimos un modelo de transición en que aún coexisten patrones tradicionales de estructura familiar con otros modernos. Al no existir un modelo de normalidad para ser imitado por la pareja actual, el gran desafío es desarrollar nuevas habilidades para crear su propio modelo.


  • Entre los acuerdos que se necesita negociar están, por ejemplo, qué tiempo asignar a la relación padres-hijos y a la de pareja, y en qué orden; a qué hijo atender primero y por cuánto tiempo, etc. "La tarea es difícil, pero no imposible, y muchas veces genera conflictos debido a la lealtad primaria irracional con la familia de origen.


Cada uno se incorpora a la familia con su mochila y dice: “a mí me educaron de esta manera entonces, yo replicaré este modelo porque estoy convencido de que es bueno".

Hay etapas más críticas en la definición de roles, como cuando la mujer se siente con más tiempo libre porque los hijos crecieron, y decide retomar su trabajo, o cuando hay mucha disparidad en el desarrollo emocional y afectivo de los miembros de la pareja.


Otro factor que complica la definición de roles tiene relación con la pugna por quién tiene el poder dentro de la pareja y la familia, lo que se termina en una competencia permanente de quién tiene la razón, quién manda en cualquier cosa, en el desautorizar al otro delante de los hijos, en rebatir casi por principio lo que el otro dice, sobre todo delante de terceros.

Un factor conciliador en la negociación es el que los interlocutores se consideren pares. Aquí no puede haber uno más sabio o más maduro o más sano síquicamente.


Hay quienes han comparado la familia con el mundo de las empresas. Y la necesidad de constituir una "sociedad parental y conyugal" es indispensable en el mundo que nos toca vivir.


Falta de comunicación


  • Es un problema real y extremadamente común. comunicarse no es lo mismo que conversar. Hablamos para ser escuchados, pero lo que decimos y lo que escucha el otro es distinto, porque detrás está la interpretación. Muchas veces escuchamos lo que queremos escuchar, y eso bloquea la comunicación.

Algunas veces la familia es tan desligada que simplemente no hay espacios para comunicarse. Cada uno vive su vida independiente sin hacerse demasiado caso. Los hijos tienen que caer en conductas disruptivas y riesgosas para que el sistema acuse recibo de que algo pasa. En el otro polo e igualmente disfuncionales son las familias aglutinadas, que ante cualquier mínima sospecha de un problema acuden a un especialista. Si hay uno con problemas, todos viven angustiados. Conversan, porque están muy juntos, pero no necesariamente se comunican. Crían niños tímidos, inseguros y con pocas habilidades sociales.


Una forma privilegiada de comunicación con los niños es el juego y no la conversación, como suelen preferir los adultos. Otro momento de intimidad es antes de dormir. Los niños suelen revelar asuntos importantes que les tienen preocupados y es cuando están más dispuestos a contar algo".



Extracto del Taller: FORTALECIENDO LA CONEXIÓN Y AMOR EN LA FAMLIA






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