Por muy difícil que haya sido el día, todos queremos irnos a descansar con unas palabras de cariño. Recuérdale cada día a tus hijos, a tu pareja, a tus padres, lo mucho que valen para ti, lo mucho que los amas.
Hay que buscar tiempo para compartir. Puede parecer complicado en unos tiempos en los que las prisas parecen dominarlo todo, pero a veces solo unos minutos pueden significar mucho. Intenta hacer actividades como estas:
Realizar juegos familiares. Por ejemplo, los de mesa ayudan a pasar un rato agradable.
Practicar algún deporte en familia (por ejemplo fútbol o baloncesto) o realizar ejercicios juntos.
Intentar comer a la misma hora, de esta manera compartirán más tiempo alrededor de un delicioso plato de comida.
Realizar los quehaceres del hogar en compañía.
Ver una película juntos.
Resuelva los conflictos con paciencia, respeto y empatía. Puede parecer complicado en unos tiempos en los que En la cercanía y convivencia con familiares, es inevitable que haya diferencias de ideas y opiniones que, en la mayoría de los casos, terminarán en conflictos. La sabiduría se encuentra en la forma en la que la familia lidiará con esos conflictos.
Juntos es mejor. Pocas acciones crean un sentido de pertenencia, tan necesario para el ser humano, como hacer actividades juntos, de las más placenteras hasta aquellas que son ejecutadas por el deber de la responsabilidad. En este caso, lo que fortalece nuestro vínculo no es necesariamente el objetivo alcanzado, sino lo aprendido y el tiempo invertido en el camino. Recordemos celebrar las victorias juntos, pues eso fortalece los lazos y crea intimidad.
Invierta en el diálogo. Dice el dicho popular que “de una buena charla nadie se escapa”. Hay mucha verdad en esta simple afirmación. Ante un conflicto o distanciamiento familiar, por ejemplo, si queremos volver al estado de calma y cercanía, debemos actuar con cautela y sabiduría al hablar. También es importante estar atento para escuchar, en un diálogo sin prisa, verdadero, objetivo y lleno de tolerancia, amor y buena voluntad.
Dedique tiempo de calidad. En el correr de la vida, parece que el tiempo vuela y, en todo momento, tenemos que decidir a qué dedicar las pocas horas disponibles. Al elegir algo como prioritario, le dedicamos nuestra total atención, demostrando el valor que le atribuimos a esta persona o actividad. Por eso, cuando elegimos invertir este precioso tiempo con la familia, les gritamos a ellos y al mundo cuanto los amamos.
Con buen humor todo es mejor. En medio de tantas luchas de la vida, disfrutar de un ambiente alegre en familia es cómo llegar a un oasis después de un día cansado en el desierto. Aprender a reír de los hechos y golpes de la vida, especialmente cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos, nos deja más livianos y el fardo de las responsabilidades de lo cotidiano es más suave. La sonrisa nos acerca y nos hace pasar por sabios cuando nos faltan palabras.
Los momentos particulares crean intimidad. Es una delicia conversar con nuestros familiares de forma física o virtual, pero casi siempre en estos momentos hablamos de asuntos generales, que no tienen gran relevancia para la vida. Los lazos más profundos, capaces realmente de fortalecer los vínculos familiares, tienen lugar en conversaciones reservadas. En estos momentos, tenemos más libertad para abrir el corazón y el alma, y colocarnos en una sintonía más fina.
Extracto del Taller: FORTALECIENDO LA CONEXIÓN Y AMOR EN LA FAMILIA.
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