Cuando somos niños, vivimos muy conectados a la vida desde nuestro sentir. Somos espontáneos, entusiastas, nobles, amorosos, puros y coherentes con nosotros mismos. Pasa el tiempo… y dejamos de jugar, pensamos más de la cuenta, prejuzgamos, analizamos y vamos sin darnos cuenta desconectándonos de nuestro sentir identificándonos más con nuestro cerebro, con lo que creemos y racionamos.
No somos conscientes que la verdadera sabiduría reside en nuestro corazón y no en nuestra cabeza. Por algo siempre se escuchan frases como: escucha a tu corazón y sigue a tu corazón. Todas estas frases tienen un respaldo además científico, porque se ha descubierto que el corazón tiene un sistema nervioso independiente, formado por más de 40.000 neuronas y gran red de mecanismos que lo apoyan y que le hacen ser un “cerebro” totalmente autónomo e independiente de nuestro cerebro como tal; este puede decidir y accionar, aprender y recordar de una manera muy sincronizada con nuestro ser, de allí el término: la inteligencia del corazón.
Además de inteligente, nuestro corazón genera un campo electromagnético que se expande a nuestro alrededor, impactando todo el entorno. Este campo genera ondas acordes a su vibración y cambia según nuestro sentir: si son sentimientos (alta vibración) emitirá ondas grandes y rítmicas y si son emociones (baja vibración) …todo lo contrario. Lo anterior se manifiesta en nuestro organismo como estados de armonía, paz y coherencia o estados de desequilibrio, estrés y desconexión.
Cuando estamos vibrando alto, nuestro sistema nervioso se equilibra, creando un ritmo respiratorio armónico con el cual se sincroniza también el ritmo de nuestro corazón, generando un ritmo armónico en todo nuestro cuerpo y una coherencia en todo nuestro ser a lo cual se le conoce como coherencia cardíaca. Hay una alineación entre lo que pensamos, sentimos y accionamos, expandiendo toda esta armonía a nuestro alrededor, atrayendo las situaciones correspondientes.
Por eso, nada mejor que vivir muy conectados a nuestro sentir y a este “super cerebro” que es la mejor brújula para nuestra vida. Y es que es allí, en el corazón, donde reside nuestro verdadero poder, es la puerta y el lugar donde habita nuestro maestro interior y toda su sabiduría; conectados a él, podemos ser Uno con Dios, hablando y sintiendo su lenguaje llamado Intuición, con absoluta y firme certeza.
En ese estado de armonía y coherencia conectamos, además, con nuestra esencia feliz y plena. Por eso sonreír, abrazar, agradecer, bendecir, meditar, tomarnos el tiempo para respirar, conectar con la naturaleza y reprogramar nuestros pensamientos son herramientas útiles para aumentar nuestra vibración y mantenernos conectados al grandísimo Poder del Corazón.
Lleva tus manos al pecho, cierra tus ojos, aquieta tu respiración y pronto y fácilmente, estas allí. Conecta de nuevo con tu sentir y deja fluir tu espontaneidad, tu alegría y tu espíritu inocente y sin prejuicios. Recuerda que allí están todas las respuestas y toda la guía cuando no sepas a donde ir. Conecta con el poder de tu corazón siéntete uno con la vida.
Escrito por:
Rosa Amor
Coach Angelical de Vida
Conductora CHIEC Reino Animal
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