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¿Cómo afecta la mentalidad a nuestro cuerpo?


La mentalidad se compone de creencias arraigadas, suposiciones que tenemos en base a un tema específico o diferentes categorías que nos orientan hacia un rango de expectativas, explicaciones y metas.


La mentalidad nos hace tener asunciones sobre un tema, por ejemplo: el estrés, la Inteligencia, comida, ejercicios, medicina, etc.


¿Crees que la inteligencia es algo que ya tienes y así se mantendrá? o ¿crees que la puedes cultivar y por ende, evolucionar? Si este último es el caso, vas a tener la motivación de trabajar en aumentar tu inteligencia. Si en cambio piensas que tu nivel de inteligencia es algo fijo, ¿para qué trabajar más? Es lo qué pasa cuando se le dice a un estudiante, sobretodo a corta edad, que no es bueno para las matemáticas. Perderá la motivación de estudiar Matemáticas.


De la misma manera, podemos enfocarnos en ver cuál es nuestra mentalidad respecto a la salud y hábitos saludables. Y, un punto clave en cuanto a nuestra salud se refiere es la alimentación. ¿Qué pienso acerca de la comida saludable? Es horrible, simple, consiste en comer lechugas o es deliciosa, nutritiva y mi cuerpo lo agradece cuando la consumo.


Nuestra mentalidad tiene un efecto en nuestro organismo. No solo a nivel emocional y motivacional, sino también fisiológico. Lo que creemos sobre los alimentos que ingerimos afecta a la reacción de nuestro cuerpo a la hora de asimilar nutrientes.


Un estudio realizado en la Universidad de Yale, por la Dra. Alía Crum y Peter Salovey , Presidente de la Universidad, entre otros, consistió en decirle a los participantes que estaban probando milkshakes o malteadas que contenían diferentes cantidades y concentraciones de aminoácidos y nutrientes que servirían para cubrir las necesidades metabólicas de ciertos pacientes. Las mismas personas probarían dos tipos diferentes de malteadas, manteniendo una semana de separación entre las pruebas. En un principio se les dijo que consumirían una bebida con alto contenido calórico (620kcal), grasa y azúcar. Luego consumirían la bebida con muy pocas calorías, poca grasa, azúcar, etc. En realidad, en ambas ocasiones estaban consumiendo la misma bebida, que contenía 300kcal.


Midieron la respuesta péptida del intestino buscando la reacción de la hormona denominada grelina, que es conocida como la hormona del hambre.

Cuando comemos, proporcionalmente a la ingesta de calorías que consumimos, los niveles de esta hormona bajan y a su vez activa nuestro metabolismo para empezar a procesar nuestros alimentos. Conforme van pasando las horas desde la última comida, los niveles de grelina vuelven a aumentar provocándonos hambre y el impulso a buscar alimentos.


En respuesta al consumo de la malteada con el supuesto alto contenido calórico, los niveles de grelina bajaron tres veces más que cuando pensaban que estaban consumiendo la malteada baja en calorías. Es decir, sus cuerpos respondieron como si estuviesen consumiendo más comida y calorías. Asimismo, cuando pensaban que estaban tomando la otra malteada, tuvieron hambre y no se saciaron.


Esto llevó a la conclusión de que cuando estamos siguiendo algún tipo de régimen para perder peso, nuestra mentalidad debe ser de que los alimentos que estamos consumiendo nos aportan todos los nutrientes necesarios y que estamos saciados.


Otro ejemplo de la diferencia que hace nuestra mentalidad físicamente es a la hora de hacer ejercicios. ¿Creemos que la actividad que realizamos es suficiente para mantener un estado saludable, o consideramos que necesitamos hacer más para conseguir nuestros objetivos: salud, bajar peso, medidas, etc.?

En otro estudio realizado también por la Dra. Crum, tomó como grupo de observación a las personas que trabajaban en un hotel, quienes se encargaban de la limpieza de las habitaciones. Eran personas que todo el día estaban de pie, aspiraban, cambiaban las sábanas, empujaban el carro con las provisiones de las habitaciones, etc. Cuando les preguntaron si realizaban algún tipo de actividad física , la respuesta general fue de 3, en una escala del 1 al 10. Sin importar cuán activas eran, ellas tenían la mentalidad de que lo que hacían era solo trabajo y no representaba actividad física como tal.


Separaron a la mitad de estas personas y las instruyeron sobre los beneficios de la actividad que estaban realizando, haciéndoles ver que era igual a realizar rutinas de ejercicio. Les realizaron mediciones fisiológicas, peso, grasa corporal, presión sanguínea al inicio del estudio y 4 semanas después. Sin haber realizado ninguna variación en su trabajo o en su dieta, aquellas que fueron instruidas sobre los beneficios de sus actividad, perdieron peso, grasa corporal, su presión sistólica disminuyó en un promedio de 10 puntos y se sintieron mejor. Simplemente cambió su mentalidad.


Viendo la importancia que tiene nuestra mentalidad y su efecto en nuestro organismo, nos debemos preguntar cómo vemos a la enfermedad. La vemos cómo una catástrofe que nos pasa porque nos expusimos a ciertos patógenos o circunstancias sobre las que no teníamos ningún control o, la vemos cómo una señal o maestra que nos está advirtiendo qué hay algo que va más allá de lo físico y aleatorio y qué más bien se trata de algo emocional o mental que nos está afectando y no le hemos prestado la atención necesaria para sanar de fondo.


¿Sabemos que tenemos un buen sistema inmunológico y que nunca nos enfermamos o tenemos miedo si alguien estornuda o nos expusimos a bajas temperaturas porque seguramente pescaremos un resfriado? De la misma manera eso que pensamos es lo que se manifestará y será nuestra realidad. Le decimos a un niño que si anda descalzo se resfriará y eso es lo que pasará.


Los invito a revisar nuestra mentalidad en todos los aspectos de nuestra vida, mirar con detenimiento que estamos co-creando con nuestras creencias y no nos gusta. Ahora ya sabemos que es algo que se puede modificar.


Más información sobre este y muchos otros temas que nos ayudarán a lograr nuestros objetivos los veremos en nuestro Mini Taller "Establece tus metas y cúmplelas" este viernes 29 y sábado 30 de abril. ¡Los esperamos!


Escrito por:

Delpaeh Lara

Coach Angelical de Vida

Conductor CHIEC Barcelona

WhatsApp: +34 610 30 28 20




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